Virgen María Auxiliadora oración para peticiones urgentes y desesperadas.
Oh Señora, mi Virgen María Auxiliadora, no me canso de adorarte y alabarte.
¡Virgen Auxiliadora, inmaculada y reina del Santo Rosario!
Desde aquel trono donde reinas vuelve, también a mí, oh María Auxiliadora, esos tus ojos benignos, y ten piedad de mi, ahora que tanto necesito de tu socorro.
Muéstrate también conmigo compasiva y misericordiosa cual te mostraste con tantos otros que a ti llegaron con sus problemas y adversidades.
Piadosa y Auxiliadora que nos concedes con facilidad las gracias que nos hacen falta, pues Tú eres poderosísima en el cielo y toda gracia que pides al Padre para auxiliarnos te es concedida al instante.
Lleno de confianza en tu maternal corazón que venero, adoro y amo, acudo a ti en mis desesperados problemas, en estas apremiantes circunstancias que tanto me hacen sufrir y me atormentan.
Tengo el corazón destrozado y necesito de tu gran ayuda e intercesión.
Por favor te ruego que me ayudes en este momento de desesperación, para mi bien, el de mi hogar y de toda mi familia, aleja de nosotros todo lo que nos hace daño, nos separa, aleja, las indiferencias, y haz que podamos tener oportunidad y prosperidad para ser felices y recobrar la alegría.
Grande y gloriosa Señora María Auxiliadora, en medio de las penas y agitaciones en que me hallo, levanto confiado los ojos hacia Ti, y te suplico me obtengas el favor que pido y que tanto preciso para recobrar el ánimo.
(Hacer aquí la petición que desea conseguir).
Apiádate Virgen María Auxiliadora de mí y sácame de las tribulaciones en que me hallo sumido.
Que el amor, la salud, la comprensión, la unión y la armonía, vuelvan a estar presentes en mi hogar, en mi familia, en mi vida, que el amor y la armonía, que un día compartimos vuelva a ser realidad en nuestras vidas.
Devuélveme la paz, la tranquilidad que tanto ansío.
Madre mía, Madre querida, Madre bella, Madre dulcísima, ayúdame
Auxiliadora y Reina de los Ángeles.
No tardes más en tender hacia mí tu poderosa mano, en Ti confío, todo lo espero de Ti, Tú me has de ayudar.
Santa madre mía, que tú presencia en mi vida sea la señal de mi salvación, y tu Rosario me abra las puertas del Cielo. Amén, Así sea.
Rezar tres Avemarías y un Gloria.
Hacer la oración, durante nueve días, como si se tratara de una novena.
Enviado por: María Ángel Gonzáles. (México).