Soy tu Madre Acude a mí.
María esperanza nuestra está en cada momento con nosotros cuando el dolor nos agobia.
Cuando rompas en llanto por una pena o desilusión que te embargue y por esa razón esté tu corazón triste.
Cuando alguien te hace blanco de murmuraciones, habla mal de ti, y te duele tanto que no puedes ni pensar claro.
Acude a mí soy tu Madre y te escucho.
Cuando los pensares y sentires de quien ofende y lastima tu corazón, no te permiten hablar ni defenderte.
Acude a mí soy tu Madre y te comprendo.
Cuando enreden y enmarañen tu vida, con toda clase de artimañas, orgullo, envidia, egoísmo, aléjate con humildad y prudencia.
Acude a mí, soy tu Madre y te defiendo.
La vida sacramental te acerca hacia aguas tranquilas de amor y de paz, te permite perdonar y olvidar todo sentimiento, resentimiento, culpa, coraje, y amargura, todo lo que desgasta inútilmente tu salud, física, moral y espiritual.
Acude a mí soy tu Madre te consuelo, y te aconsejo.
¿Qué puedo hacer para controlar estos impulsos humanos, Madre mía?
Cuando pides la luz del Espíritu Santo y te dejas llevar por su inspiración en constante oración y vida de gracia, te liberas.
Acude a mí soy tu Madre y estoy a tu lado siempre que me invoques.
Cuando ejercitas piadosamente las virtudes, buscas deshacerte del dolor para calmar tu alma.
Acude a mí soy tu Madre y te protejo en el silencio.
¿Qué más podemos decir? si Dios está con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros? ¿Quién nos separara del amor de Cristo? ¿Acaso la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo, los peligros o la espada? (Romanos 8, 31- 35)
Amén.
Autora: Luz del Carmen Gómez Orozco.