¡Señor mi Dios! necesito cada día más de ti

¡Señor mi Dios! necesito cada día más de ti

¡Señor mi Dios! necesito cada día más de ti.

Oh Señor, mi Dios, en este momento de reflexión y comunión contigo, elevo mi voz y mi corazón hacia Ti.

Reconozco, con humildad y gratitud, que necesito cada día más de tu presencia en mi vida.

Eres la fuente de mi fortaleza, la luz en mi camino y la razón de mi esperanza.

En este tiempo de oración, te pido que llenes mi ser con tu amor, tu sabiduría y tu paz.

Señor, en medio de las alegrías y las adversidades de la vida, reconozco mi dependencia de ti.

Tú eres mi refugio en tiempos de tormenta, mi roca firme en medio de la incertidumbre.

En los momentos de gozo y de dolor, en las risas y en las lágrimas, sé que estás conmigo, sosteniéndome con tu mano amorosa y guiándome con tu gracia.

Padre celestial, en este mundo lleno de distracciones y preocupaciones, reconozco la necesidad de buscar tu presencia de manera constante.

En medio del bullicio diario, ayúdame a encontrar momentos de silencio y contemplación, donde pueda sentir tu cercanía y escuchar tu voz suave y apacible.

Que mi corazón esté siempre dispuesto a recibirte y a acoger tu amor infinito.

Dios de misericordia, reconozco mis limitaciones y debilidades, y te pido que me fortalezcas con tu poder divino.

Ayúdame a superar mis flaquezas y mis pecados, y a crecer cada día más en santidad y en comunión contigo.

Que tu Espíritu Santo me guíe en el camino de la virtud y me ayude a vivir de acuerdo a tu voluntad.

Señor Jesús, modelo de humildad y sacrificio, te pido que me enseñes a seguir tus pasos y a imitar tu ejemplo de amor y servicio.

Ayúdame a amar a mi prójimo como a mí mismo, a perdonar a aquellos que me han herido, y a ser instrumento de tu paz y reconciliación en el mundo.

Dios de toda consolación, en los momentos de desánimo y desesperanza, te pido que llenes mi corazón con tu consuelo y tu esperanza.

Que tu amor inagotable sea mi fuerza en los momentos de prueba y tribulación, y que tu promesa de vida eterna me llene de confianza y paz.

Padre celestial, reconozco que mi vida está en tus manos, y te entrego todas mis preocupaciones, deseos y anhelos.

Confío en tu providencia divina y en tu amor infinito, sabiendo que siempre velas por mi bienestar y mi felicidad.

Ayúdame a confiar en tu plan perfecto para mi vida y a vivir cada día en comunión contigo.

Señor, en este día y en todos los días de mi vida, te pido que aumentes mi fe, fortalezcas mi esperanza y avives mi amor por ti y por mi prójimo.

Que mi vida sea un reflejo de tu amor y tu gracia, y que pueda ser instrumento de tu paz y tu misericordia en el mundo.

En tus manos, Señor, encomiendo mi vida y mi destino.

Que tu voluntad se cumpla en mí y que tu reino de amor y justicia se manifieste en todo lo que hago. Amén.

Que esta oración, oh Señor, sea un eco de mi corazón hacia Ti, una expresión sincera de mi necesidad de tu presencia en mi vida.

Gracias por escuchar mis palabras y por estar siempre cerca de mí.

Que tu bendición y tu gracia me acompañen cada día, hoy y por siempre. Amén.

Enviado por: Dulce María (México).