Señor mío, sabes que sin Ti no puedo ser feliz, ya que me hace falta el impulso que me lleva a actuar y hacer las cosas bien.
Por eso, en este momento quiero que quites de mí, toda experiencia de tristeza y de miedo, y me ayudes a vivir con pasión todas las actividades de este nuevo día.
Ayúdame además a controlar mis emociones y a no dejar que ninguna circunstancia negativa me haga perder el control y decir o hacer lo que no es correcto.
Gracias por todas las bendiciones que derramas sobre aquellos que amo y que hoy pongo en tus manos para que les ayudes. En tu nombre y con la seguridad de tu bendición comienzo esta nueva jornada.
Mi Señor, que bueno es sentir tu presencia. Maravilloso y prodigioso es tu santo Nombre y tu misericordia que se extiende de generación en generación. Quiero amarte con pasión y servirte, convencido de que sólo hago lo que tengo que hacer.
Ayúdame a buscar siempre ser el último, que procure ser ese que sólo sirve y acompaña. No hay más camino para ser grande, para ser primero, sino, seguir tu estilo: saber vivir en el servicio desinteresado a los demás. De nada sirve que yo anhele estar sentado a tu lado, si por otro lado desprecio a mis semejantes, e intento dominarlos y oprimirlos.
Me enseñas que es servir amando y amar sirviendo como puedo llegar a Ti. ¡Oh Señor!, cuánto tenemos que agradecerte.
Cúbreme con tu preciosa sangre y protégeme de todo mal y peligro, pero más que todo protégeme de esa inclinación a la vanidad que habita en mí. Dame la gracia para poder desterrarla de mi alma. Quiero vivir en Ti, ser transformado por Ti. Hoy, renuevo mi deseo de seguirte y servirte. Quiero hacer de mi vida la mejor oportunidad para adorarte. Amén.
Propósito de Cuaresma:
Haré un acto de caridad con alguien que pase necesidad, sin que alguien conocido se de cuenta.
Reflexionemos juntos esta frase:
«La misericordia es lo único que puede salvar al hombre y al mundo del pecado y del mal».
Enviado por: Oscar Alejandro Tamez Bazan.