Oración para protegerse de enemigos y personas que quieran hacer daño.
Señor, ataca a quienes me atacan, enfrenta a los que se enfrentan a mí.
Levántate Señor, y ven a ayudarme.
Usa tus armas en contra de los que me persiguen.
Calma mi alma y dile que has venido a salvarla.
Que los que quieren quitarme la vida sean castigados.
Que los que planean hacerme daño sean confundidos y tengan que escapar avergonzados.
Que desaparezcan como hojas que el viento lleva lejos, perseguidos por el ángel del Señor.
Que el camino por el que escapen sea oscuro y resbaladizo y sean perseguidos por el ángel del Señor.
Porque me tendieron trampas sin tener motivo alguno.
Que sufran un castigo inesperado, que caigan en su propia trampa.
Así mi alma se alegrará por las obras del Señor y me hará feliz su victoria.
Y entonces, con todas las fuerzas de mi alma diré: «Señor, no hay Dios como tú. Tú salvas a los oprimidos de sus opresores, a los pobres y necesitados de los que los explotan».
Los perversos me odian, y me acusan de crímenes que no he cometido.
Ellos pagan bien con mal y me causan mucho dolor.
Me tratan así aunque los acompañé en su dolor y me desvelé cuando estaban enfermos.
Lloré por ellos cuando estaban tristes y oré por ellos cuando lo necesitaron.
Los traté como si fueran mis hermanos; compartí su dolor como por un amigo o un hermano. Guardé luto en señal de dolor como por una madre.
Pero cuando yo cometí un error, ellos se burlaron de mí.
No eran mis verdaderos amigos; en realidad no los conocía.
Me rodearon y me atacaron sin cesar; me trataron mal, se burlaron de mí y me mostraron toda su furia.
Señor, ¿cuánto tiempo tendré que seguir esperándote?
Sálvame del dolor que ellos planean causarme; protege mi vida de esa gente.
Te alabaré en tu templo, te alabaré entre la multitud.
No permitas que mis enemigos canten victoria y se burlen de mí.
No dejes que me ataquen sin motivo.
Ellos hablan de paz, pero en realidad están maquinando planes para atacar al pueblo.
Mienten acerca de mí diciendo que han sido testigos de lo que he hecho. Pero yo no he hecho nada malo.
Señor, tú sabes la verdad; Señor, no me abandones.
¡Dios mío, despierta! Levántate y haz algo por mí.
Señor mío, defiéndeme.
Señor, júzgame según tu justicia para que dejen de burlarse de mí.
No los dejes salirse con la suya; no permitas que me destruyan.
Llévales la desgracia y la humillación a los que se alegran de mi desgracia.
Haz que quienes se levantan en mi contra se sientan avergonzados y humillados.
Que se alegren los que quieren apoyar mis derechos.
Que ellos digan siempre que el Señor es maravilloso y que él quiere lo mejor para quienes le aman.
Que mi boca proclame tu justicia y te alabe todos los días.
Salmo 35.
Enviado por: Zuly Avirama (México)