Oración a la Virgen María Auxiliadora para momentos desesperados.
Oh Tú, completamente casta, totalmente buena y misericordiosísima Señora, auxilio de los cristianos, el más seguro refugio de los pecadores, el más ardiente alivio de los afligidos, no nos dejes como huérfanos privados de tu socorro.
¿En quién nos ampararemos si somos abandonados lejos de ti?
¿Qué sería de nosotros, Santa Madre de Dios, que eres aliento y espíritu de los cristianos?
Así como la respiración es señal cierta de que nuestro cuerpo posee la vida, así también tu Santísimo Nombre, incesantemente pronunciado por la boca de tus siervos en todo tiempo y lugar, es no sólo signo, sino causa de vida, de alegría y de auxilio para nosotros.
Protégenos bajo las alas de tu bondad, auxílianos con tu intercesión, alcánzanos la vida eterna, Tú que eres la Esperanza de los cristianos, esperanza nunca frustrada.
Nosotros somos pobres en las obras y en los modos divinos de actuar, pero, al contemplar las riquezas de benignidad que Tú nos muestras, podemos decir:
La misericordia del Señor llena toda la tierra
Estando lejos de Dios por la multitud de nuestros pecados, por medio de ti le hemos buscado, y, al encontrarle, hemos sido salvados.
Poderoso es tu auxilio para alcanzar la salvación, oh Madre de Dios, tan grande que no hay necesidad de otro intercesor cerca del Señor.
A ti acude ahora tu pueblo, tu herencia, tus fieles, que se honra con el nombre de cristiano.
Porque conocemos y tenemos experiencia de que recurriendo insistentemente a ti en los peligros, recibimos abundante respuesta a nuestras peticiones.
Tu magnificencia, en efecto, no tiene límites, tu socorro es inagotable, no tienen número tus dones.
Tú, diariamente, extendiendo tu mano auxiliadora, sacas de las olas a quienes han caído en el abismo de sus pecados.
La sola invocación de tu nombre ahuyenta y rechaza al malvado enemigo de tus siervos, y guarda a éstos seguros y salvos.
Libras de toda necesidad y tentación a los que te invocan, previniéndoles a tiempo contra ellas.
Por esto acudimos diligentemente a tu Templo, Cuando estamos en él, parece como si nos encontrásemos en el mismo Cielo.
Cuando te alabamos, tenemos la impresión de estar cantando a coro con los ángeles.
¿Quién se fue con las manos vacías, sin conseguir lo que imploraba, después de haberse arrodillado fervorosamente ante ti?
¿Quién, contemplando tu imagen, no se olvidó inmediatamente de sus penas?.
Por esto recurrimos a ti, oh purísima y dignísima de toda alabanza y de todo obsequio.
Por esta razón, el afligido se refugia en ti, el que ha sufrido la injusticia acude a ti, el que está lleno de males invoca tu asistencia.
Todo lo tuyo, Madre de Dios, es maravilloso, todo es más grande, todo sobrepasa nuestra razón y nuestro poder.
Tu protección está por encima de toda inteligencia.
Oh Madre de Dios, libra a cuantos te alaban, da redención a los cautivos y sé refugio para el peregrino y consuelo para el desamparado.
(Hacer con mucha fe la petición que usted necesita).
Extiende, por fin, a todo el orbe tu mano Auxiliadora, para que, así como celebramos con alegría tus festividades, celebremos también todas las demás que te dedicamos en Cristo Jesús.
Rey de todas las cosas y verdadero Dios nuestro, a quien sea la gloria y la fortaleza.
Junto con el Padre Eterno, que es principio de la vida, y con el Espíritu coeterno, consubstancial, y que reina con los dos, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
La oración se realiza por tres días seguidos y nueve días si la petición es muy difícil.
Enseña a tus hijos a rezar a la virgen María y Ella cuidará de tu hijo, con la ayuda del ángel guardián.
Oración a la Virgen María Auxiliadora para momentos desesperados
Enviado por: Mónica Rodríguez. (México)