Oración del noveno día de la novena de navidad alabando bendiciendo adorando glorificando al niño Dios
Oh Niño Jesús, en este noveno día de la novena de Navidad, nos reunimos ante Ti con corazones llenos de alabanza, adoración y gratitud.
En esta temporada de celebración, recordamos y honramos tu venida al mundo, manifestando tu amor divino de una manera tan humilde y hermosa.
Te alabamos, oh Niño Dios, por tu nacimiento en un humilde pesebre, por tu presencia que ilumina nuestras vidas y por el regalo de redención que traes al mundo.
Eres la encarnación del amor y la esperanza, y en este día te ofrecemos nuestros corazones llenos de gratitud y admiración.
En este tiempo sagrado, reconocemos la magnitud de tu sacrificio y el regalo inmenso que nos has dado.
Tu humildad nos enseña la grandeza del servicio y el amor desinteresado.
Te adoramos por tu pureza y sencillez, y te agradecemos por ser nuestro guía y ejemplo en esta vida terrenal.
Que nuestra adoración y gratitud lleguen a ti como incienso, elevando nuestros corazones hacia tu presencia divina.
Permítenos ser como los sabios que te buscaron con humildad y devoción, reconociendo tu divinidad y postrándonos ante tu grandeza.
Glorificamos tu nombre, oh Niño Jesús, porque en tu pequeñez encontramos la mayor grandeza.
Eres el Rey de reyes, el Señor de señores, y te exaltamos con cada latido de nuestro corazón.
En este día, te alabamos por tu amor incondicional, por tu gracia que nos salva y por tu luz que ilumina nuestro camino.
Que cada pensamiento, palabra y acción sea un canto de alabanza hacia ti, recordándonos siempre que tú eres el centro de nuestras vidas.
Que tu presencia, oh Niño Dios, nos llene de alegría y esperanza, y que nuestra adoración sea un testimonio vivo de tu amor infinito.
En esta novena de Navidad, te ofrecemos nuestros corazones como un humilde regalo.
Permítenos recibirte en nuestras vidas, permitiendo que tu amor transforme nuestros corazones y nos haga reflejar tu luz en el mundo.
Te adoramos, oh Niño Jesús, con gratitud y reverencia, reconociendo que eres nuestro Salvador, nuestra luz y nuestro camino hacia la eternidad.
Que nuestra adoración sea constante, que nuestra fe sea firme y que nuestra vida refleje siempre tu amor y gracia.
Que la luz del Niño Jesús ilumine tu vida con amor y paz. Amén.
La mejor manera de pedir que se produzca un milagro, es orar y rezar pidiendo lo que necesitamos.
Enseña a tus hijos a rezar a la virgen María, y Ella cuidará de tu hijo, con la ayuda del ángel guardián.
Si te gustó la oración compártela en tus grupos preferidos, con tus seres queridos o con cualquier persona que pueda necesitarla.
Es una Bendición tenerte con nosotros.
Gracias por orar conmigo.
Enviado por: Dulce María. (México).