Es maravilloso detenerse a admirar cómo se hace presente la vida del Espíritu en las relaciones humanas. Porque todo gesto de amor humano es un pálido reflejo de ese Amor infinito que une al Padre y al Hijo.
Toda experiencia de amor sincero es una chispa del Espíritu Santo que se mete en este mundo. Por eso, para imaginarme cómo es el Espíritu Santo debo imaginarme un momento, una experiencia de amor humano generoso, sincero, feliz. Eso mismo, infinitamente más grande, más precioso, es el Espíritu Santo.
Por eso puedo detenerme a admirar los luminosos reflejos del Espíritu Santo en una pareja que se ama, en un abrazo de reencuentro, en un gesto de servicio humilde y generoso, en una sonrisa que busca hacer feliz a otro. Amén.!!!
Cerremos los ojos por un instante y dediquémonos un momento de nuestro tiempo solo al Espíritu Santo. Que nuestro tiempo sea solo para Él, y nada más que Él, porque se lo merece más que nadie. Si dedicamos tanto tiempo a las cosas de este mundo, es justo que haya un tiempo exclusivamente para Dios. ¿Por qué no?
Recuerda, con los ojos cerrados, sin prisa, sin ansiedades, sin nerviosismos, tratemos de reconocer su presencia de amor, dejemos que se vallan aplacando todas las resistencias y temores, hasta que Él pueda apoderarse serenamente de nuestro interior.
No se trata de hacer esfuerzos, sino de dejarlo actuar, el Espíritu Santo, sabe cómo hacerlo, solo hay que dejar de ponerle obstáculos, no hay que exigirle nada, solo hay que permitirle por un instante que haga lo que desea, aunque nosotros no entendamos, aunque nosotros no podamos descubrir ni reconocer que a echo en nuestro interior. Sin dudas solo Dios, en la intimidad, puede hacer cosas buenas, por eso vale la pena dejarlo actuar en silencio.
¡VEN ESPÍRITU SANTO VEN ¡ Cierro los ojos y me quedo estos minutos contigo , en tu presencia , sin resistencias ni temores, para que tu luz ilumine mi interior y sin exigirte nada, me das todo , aunque no entienda el porqué de muchas cosas , aunque no entienda tu plan Señor.
Usted puede estar pasando por un gran dolor en estos momentos, pero no importa que grande sea, desesperado, o angustiado te encuentres, no quites tu mirada de las promesas de Dios.
El sabe exactamente por lo que estas pasando, no dudes nunca, El no te dejará ni te desamparará ni por un instante. El ahí estará contigo hasta el fin.
Sería bueno que estuviéramos más atentos a todo lo que el Espíritu Santo siembra en el mundo, en todas partes, aun en aquellos que no tienen fe. El Señor nos invita a un diálogo con el mundo, y nos propone también descubrir los signos de esperanza que hay a nuestro alrededor.
No todo está perdido, porque el Espíritu Santo actúa siempre y en todas partes; y aun a pesar del rechazo de los hombres, él logra penetrar con sutiles rayos de luz en medio de las peores tinieblas.
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios Y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo
Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su Castísimo Esposo.
Bendito sea Dios, en sus Ángeles y en sus Santos. Amén!
Enviado por: Luvia Guadalupe De La O, Cristina Cardenez Moreno.