Fiesta en el cielo y la tierra alégrate María fue asunta a los cielos en cuerpo y alma.
Nada me da tanta alegría como saber que hoy la Virgen María nuestra Reina y Madre Inmaculada esta en el cielo coronada como Reina de cielos y tierra; hay una gran fiesta en el cielo, y en la tierra; no temas, alégrate.
¿Te aterra la muerte alma mía?
No tienes por qué, si vives como hija (o) obediente de las leyes de Dios, y cumples sus mandamientos, no tendrías porque tener miedo, los miedos son martirio, Jesús es mi sostén y equilibrio.
María es consuelo de afligidos.
El cielo como herencia añoro estar ante celestial, virginal y soberana presencia ver a la Madre del verdadero Dios que adoro.
A cada instante y momento en el Santísimo Sacramento, oro, lloro y me desvelo pensando que el cielo a toda costa he de conquistar, aunque las huestes del mal intentan vanamente quererme arrancar el alma tratando de anclar mi alma a este mundo que se esfuma como la bruma del mar.
¡No te canses nunca alma mía de luchar, mira que el cielo abierto está!
María Asunta a los cielos lo sembró de estrellas, todas ellas titilan por las noches, en medio de la oscuridad hay un faro de luz encendido lleno de esperanza, por ti y por mí, por este, y por aquel, todos los hijos de Dios y de María, Madre de la Iglesia.
El que es sabio, entendido, humilde, y sencillo, escuchará los ruegos y súplicas de María que desde el cielo intercede por nosotros ante la Omnipotencia y Omnipresencia de Dios Uno y Trino, del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. <>
Autora: Luz del Carmen Gómez Orozco.