Santa Lucía Oración para peticiones urgentes y desesperadas.
A Santa Lucía se le ha representado frecuentemente con dos ojos, porque según una antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente su fe.
Nació y murió en Siracusa, ciudad de Italia, y gracias a sus múltiples virtudes entre las que se destaca la sencillez, la humildad y la honradez, el Papa San Gregorio en el siglo VI puso su nombre a dos conventos femeninos que él fundó.
Cuando Santa Lucía era apenas niña le hizo a Dios el voto o juramento de permanecer siempre virgen y pura para honrarle y glorificarle de la mejor manera, pero cuando ella llegó a la juventud su madre (quien era viuda) quiso casarla con un joven pagano perteneciente la nobleza
Por aquellos días la mamá enfermó gravemente y Lucía le dijo:
«Vamos en peregrinación a la tumba de Santa Águeda.
Y si la santa le obtiene la curación, me concederás el permiso para no casarme».
La madre aceptó la propuesta.
Fueron a la tumba de la santa y la curación se produjo instantáneamente.
Desde ese día Santa Lucía obtuvo el permiso de no casarse, y el dinero que tenía ahorrado para el matrimonio lo gastó en ayudar a los pobres.
Pero el joven que se iba a casar con ella, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que ella era cristiana, lo cual estaba totalmente prohibido en esos tiempos de persecución, y Lucía fue llamada a juicio.
El juez se dedicó a hacerle indagatorias y trataba de convencerla para que dejara de ser cristiana.
Santa Lucía le respondió:
«Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor de mi Señor Jesucristo».
El juez le preguntó:
«Y si la sometemos a torturas, será capaz de resistir?».
Pero Santa Lucía le respondió:
«Si, porque los que creemos en Cristo y tratamos de llevar una vida pura tenemos al Espíritu Santo que vive en nosotros y nos da fuerza, inteligencia y valor».
El juez la amenazó con hacerla llevar a una casa de prostitución para ser irrespetada, a lo que Santa lucía le respondió
«Aunque el cuerpo sea irrespetado, el alma no se mancha si no acepta ni consiente el mal»
Santo Tomás de Aquino, el gran sabio, admiraba mucho esta respuesta de Santa Lucía.
Trataron de llevarla a una casa de maldad, pero ella se quedó inmóvil en el sitio donde estaba y entre varios hombres no fueron capaces de moverla de allí, la atormentaron, y de un golpe por la espalda le cortaron la cabeza.
Mientras los malévolos hombre atormentaban a Santa Lucía, ella animaba a los presentes a permanecer fieles a la religión de Jesucristo hasta la muerte.
Por siglos, Santa Lucía ha sido muy invocada para curarse de enfermedades en los ojos.
Santa Lucía Oración para peticiones urgentes y desesperadas.
Oh Dios, nuestro Creador y Redentor, escucha nuestras plegarias con misericordia al venerar Tu sierva Santa Lucía, por la luz de la fe que derramaste sobre ella.
Con Tu bondad, danos la capacidad de aumentar y preservar esa misma luz en nuestras almas, para que podamos evitar el mal, hacer el bien y aborrecer la ceguera y la obscuridad producto del mal y del pecado.
Confiando en Tu bondad, Oh Dios, humildemente te pedimos, por la intercesión de Tu sierva Santa Lucía, que nos brindes perfecta visión a nuestros ojos, para que puedan servir a Tu honra y gloria.
Y por la salvación de nuestra alma en este mundo para gozar de la luz infinita del Cordero de Dios en el Paraíso.
(Con mucha fe hacer la petición que usted necesita)
Santa Lucía, Virgen y mártir, escucha nuestras plegarias y atiende nuestras peticiones. Amén.
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