Oración a San Miguel para solicitar ayuda, protección y pedir un milagro

Oración a San Miguel para solicitar ayuda, protección y pedir un milagro

Oración a San Miguel para solicitar ayuda, protección y pedir un milagro.

¡Oh glorioso san Miguel!

Príncipe de los ángeles fieles al Señor, altísimo serafín elegido como figura principal entre los que sirven al trono de Dios y designado para hacer cumplir su designios.

Haz que nosotros, viviendo en la verdad, seamos también elegidos para la Eterna Gloria.

San Miguel victorioso, caballero de la Inmaculada Virgen María y portador de su estandarte, general de los ejércitos angélicos guerrero justo y fiel que luchaste contra el soberbio príncipe de las tinieblas y venciste, y desterraste a los infiernos.

Se nuestro defensor ante el enemigo, ayúdanos a salir victoriosos de sus ataques.

Protégenos con tu espada, detén los ataques del mal, aleja todo aquello que nos pueda perjudicar, muy especialmente solicito tu ayuda.

San Miguel arcángel, dotado de amor compasivo hacia los hombres, ciñe tu armadura a nuestro cuerpo y nuestra alma para que nada ni nadie maligno la pueda traspasar, para que nos preserve y nos ampare en todo momento.

San Miguel protector, extiende tus alas sobre nosotros, haz que sepamos imitar tus virtudes, especialmente tu fidelidad y celo por la gloria de Dios.

Haz que prevalezca nuestra fe en Él, que protegidos y amparados con tu fuerza y humildad, con tu gran confianza y tú poder, cuando salgamos de esta vida terrenal seamos presentados por ti, libres de toda culpa, ante Dios misericordioso.

En la quietud de este momento sagrado, me postro ante ti, San Miguel Arcángel, valiente guerrero del cielo, defensor de la justicia y protector celestial.

Te invoco con humildad, reconociendo tu poder y presencia en la vastedad de los cielos y en cada rincón de la tierra.

Oh, glorioso San Miguel, tú que eres portador de la luz divina y comandante de las huestes celestiales, acudo a ti con la certeza de que escuchas las súplicas de quienes te invocamos con fe.

En este momento, te abro las puertas de mi corazón y te confío mis necesidades más profundas, mis temores y mis anhelos.

Te imploro, San Miguel, que extiendas tu espada poderosa para protegerme de todo mal, de las fuerzas oscuras que puedan acechar mi vida.

Que tu luz divina disipe cualquier sombra que intente oscurecer mi camino.

Sé mi escudo y mi defensor en la batalla diaria contra las adversidades.

Confiado en tu fuerza, te pido, San Miguel, que guíes mis pasos y me libres de todo peligro.

Que tu presencia sea mi amparo en momentos de confusión y desesperación.

Inspira en mí la valentía necesaria para enfrentar los desafíos de la vida con fe inquebrantable.

Oh, amado San Miguel, te ruego que intercedas por mí ante el trono divino.

Presenta mis peticiones ante Dios Todopoderoso y la Virgen María, Madre de la Gracia.

Te suplico que, con tu influencia celestial, obtengas para mí la gracia especial que hoy te confío con fervor.

En este momento de oración, te pido también un milagro, oh San Miguel.

Reconociendo que en tu poder y en la voluntad de Dios reside la capacidad de obrar prodigios, te imploro que intercedas en mi vida de manera extraordinaria.

Que este milagro sea un signo tangible de la misericordia divina y un testimonio de la grandeza de la fe.

Oh, San Miguel, mensajero del amor divino, agradezco por tu intercesión y protección.

Que tu presencia constante en mi vida me conduzca a una mayor santidad y a un amor más profundo por Dios.

Que cada día sea una batalla ganada con tu ayuda y que mi testimonio sea un reflejo de la gloria del Reino de los Cielos.

Con humildad y gratitud, concluyo esta oración, sabiendo que mis palabras no caen en oídos sordos.

Que tu poderosa intercesión sea la respuesta a mis peticiones y que la luz de tu espada guíe mi camino hacia la paz y la victoria en Cristo. Amén.

Que la bendición de Dios y la protección de San Miguel Arcángel te acompañen siempre.

En nombre del Padre, en nombre del Hijo, y en nombre del Espíritu Santo. Amén.

Hacer la oración durante nueve días seguidos.

Enviado por: María Victoria Muskus. (Colombia).