Rosario por las santas almas del sagrado purgatorio

Rosario por las santas almas del sagrado purgatorio

Rosario por las santas almas del sagrado purgatorio.

TODOS: En el nombre del Padre… etc.

D: Postrados en la presencia de Dios con el mayor fervor de Espíritu, supliquémosle que nos asista en el ejercicio de ésta devoción.

TODOS: Disponed ¡oh Señor!, y con la abundancia de vuestra gracia confortad nuestros ánimos, para que con sentimientos de fe, de caridad y de compasión, penetrando en la penosa cárcel del Purgatorio, podamos procurar a los fieles difuntos la mayor abundancia de sufragios que redunde en favor suyo, gloria Vuestra y provecho de nuestras almas. Amén.

D: Rezaremos la piadosa Corona de los difuntos diciendo 4 Padrenuestros y 40 Avemarías en memoria de las cuarenta horas que nuestro Señor Jesucristo estuvo en los infiernos, después de su muerte, en sufragio de las benditas almas del Purgatorio (y particularmente del alma de N…N)

Para que el Señor se digne libertarlas lo más presto, de sus penas, haciendo intención de ganar a favor de las mismas, todas las Indulgencias concedidas por la Santa Iglesia al ejercicio de ésta devoción.

D: Dios mío ven en mi auxilio.
R: Señor, date prisa en socorrerme.
D: Dales, Señor, el descanso eterno.
R: Y luzca para ellas la luz perpetua.
D: Descansen en paz.
R: Amén.

“Jesús, María, Os amo. Salvad almas”.

PRIMER MISTERIO.

Consideremos en éste primer misterio el vivísimo deseo con el cual las Almas del Purgatorio estaban esperando el feliz momento de ser consoladas en aquella dolorosa cárcel con la vista del Redentor, después de su muerte; y pensemos que las Almas que al presente se encuentran entre aquellas atrocísimas llamas, están esperando con igual deseo, de nuestra piedad, una abundante copia de sufragios que puedan hacerlas felices para siempre.

  • Pidamos por tanto al Señor y a la Santísima Virgen que concedan tanta eficacia a nuestras oraciones que puedan plenamente satisfacer sus deseos.

1 Padre nuestro, 10 Ave Marías y jaculatoria:
PADRENUESTRO.

D. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
AVEMARÍA.

D. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora nuestra muerte. Amén.

Jaculatoria:

D. Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.
R. Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.
V. “Jesús, María, Os amo. R. Salvad almas”.

SEGUNDO MISTERIO.

Consideremos en éste segundo misterio la dulce sorpresa que experimentaron las Almas del Purgatorio cuando al aparecerse en medio de Ellas el Redentor, vieron extinguirse el fuego que las abrazaba, y cesar todas las penas que por tanto tiempo las habían atormentado.

Y pensemos que con nuestros sufragios, podemos también nosotros apagar aquellas llamas tan ardientes y poner fin a aquellas penas que tan cruelmente las atormentan.

  • Pidamos por tanto al Señor y a la Santísima Virgen que concedan tanta eficacia a nuestras oraciones que produzcan el mismo efecto.

1 Padre nuestro, 10 Ave Marías y jaculatoria:
PADRENUESTRO.

D. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
AVEMARÍA.

D. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora nuestra muerte. Amén.

Jaculatoria:
D. Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.
R. Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.
V. “Jesús, María, Os amo. R. Salvad almas”.

TERCER MISTERIO.

Consideremos en éste tercer misterio el sumo consuelo que sintieron las Almas del Purgatorio cuando vieron disiparse, por el Redentor, las tinieblas de aquella profunda prisión, y resplandecer cada una de Ellas con tanta luz, que no quedó mancha alguna en Ellas de sus antiguas culpas.

Y pensemos que con nuestros sufragios podemos también nosotros disipar aquellas tinieblas y purificar aquellos espíritus, hasta borrar toda mancha y satisfacer la deuda de sus pasados defectos.

  • Pidamos por tanto al Señor y a la Santísima Virgen, que concedan tanta eficacia a nuestras oraciones, que puedan hacerlas perfectamente dignas de los ojos de Dios. Amén.

1 Padre nuestro, 10 Ave Marías y jaculatoria:
PADRENUESTRO.

D. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
AVEMARÍA.

D. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora nuestra muerte. Amén.

Jaculatoria:
D. Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.
R. Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.
V. “Jesús, María, Os amo. R. Salvad almas”.

CUARTO MISTERIO.

Consideremos en éste cuarto Misterio el inmenso regocijo de que fueron poseídas las Almas del Purgatorio cuando fueron libertadas por el Divino Redentor, de aquél abismo de dolores y llevadas gloriosamente al reino bienaventurado.
Y pensemos que también nosotros podemos librarlas de aquella horrenda prisión y hacerlas felices para siempre en la Gloria celestial.

Roguemos por tanto al Señor y a la Santísima Virgen que concedan tanta eficacia a nuestras oraciones, que puedan abrir las puertas del Purgatorio e introducirlas en el suspiradísimo gozo del Paraíso.

1 Padre nuestro, 10 Ave Marías y jaculatoria:
PADRE NUESTRO.

D. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
AVEMARÍA.

D. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora nuestra muerte. Amén.

Jaculatoria:
D. Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.
R. Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.
V. “Jesús, María, Os amo. R. Salvad almas”.

Finalizando los 4 Padrenuestros y 40 Avemarías rezaremos la siguiente oración:

ORACIÓN.

¡Oh Jesús!, ¡oh María!, Esperanza, Salud y Felicidad de todos los fieles; desde el profundo abismo de sus miserias, a Vosotros se vuelven las Benditas Almas del Purgatorio e imploran el beneficio de Vuestra Sangre ¡oh Jesús!, y el fruto de Vuestros Dolores ¡oh María!

Esta Sangre, estos Dolores, que fueron de tanta eficacia la primera vez en el Calvario; que libraron a todo el mundo de toda iniquidad, libren de sus penas a las Almas del Purgatorio.

Y por los Méritos de Sangre tan Preciosa y de Dolores tan acerbos, sean conducidas salvas al cielo aquellas Prisioneras infelices (y en particular el alma de N…N) por las cuales os pedimos con todo el fervor de nuestro espíritu.

(SE CONTINÚA CON LAS LETANÍAS LAURETANAS, RESPONDIENDO “RUEGA POR ELLAS”, LAS TRES INVOCACIONES DEL “CORDERO DE DIOS” SE CONTESTAN: “PERDONALAS SEÑOR”, “ÓYENOS SEÑOR, ”TEN PIEDAD DE ELLAS”.

Letanía Lauretana.

1.Señor, ten piedad de nosotros
2.Cristo, ten piedad de nosotros
3.Señor, ten piedad de nosotros
4.Cristo óyenos, Cristo óyenos
5.Cristo escúchanos, Cristo escúchanos.

6.Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros
7.Dios Hijo redentor del mundo,
8.Dios Espíritu Santo,
9.Santísima Trinidad, que eres un solo Dios.

10.Santa María,
R. Ruega por Ellas.
11.Santa Madre de Dios,
12.Santa Virgen de las vírgenes,
13.Madre de Cristo,
14.Madre de la Iglesia,
15.Madre de la divina gracia,
16.Madre purísima,
17.Madre castísima.

18.Madre virginal,
19.Madre inmaculada,
20.Madre amable,
21.Madre admirable,
22.Madre del buen consejo,
23.Madre del Creador,
24.Madre del Salvador,
25.Virgen prudentísima.

26.Virgen digna de veneración,
27.Virgen digna de alabanza,
28.Virgen poderosa,
29.Virgen clemente,
30.Virgen fiel,
31.Espejo de justicia,
32.Trono de la sabiduría,
33.Causa de nuestra alegría.

34.Vaso espiritual,
35.Vaso digno de honor,
36.Vaso insigne de devoción,
37.Rosa mística,
38.Torre de David,
39.Torre de marfil,
40.Casa de oro,
41.Arca de la alianza.

42.Puerta del cielo,
43.Estrella de la mañana,
44.Salud de los enfermos,
45.Refugio de los pecadores,
46.Consuelo de los afligidos,
47.Auxilio de los cristianos,
48.Reina de los ángeles,
49.Reina de los patriarcas.

50.Reina de los profetas,
51.Reina de los apóstoles,
52.Reina de los mártires,
53.Reina de los confesores,
54.Reina de las vírgenes,
55.Reina de todos los santos,
56.Reina concebida sin pecado original,
57.Reina elevada al cielo.

58.Reina del santísimo rosario,
59.Reina de las familias,
60.Reina de la paz.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
R. perdónalas, Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
R. escúchanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
R. ten piedad de Ellas.

Oremos:

Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Y SE FINALIZA CON LA SIGUIENTE:

INVOCACIONES PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO.

Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados.

A cada invocación se contesta:
R. ¡Jesús mío, misericordia!

1.Ayudad a mis hermanos y parientes.
2.Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales.
3.Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos.
4.Ayudad a cuantos debo amor y oración.
5.Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado.

6.Ayudad a los que han faltado contra mí.
7.Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección.
8.Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos.
9.Ayudad a los que os desean más ardientemente.
10.Ayudad a los que sufren más.

11.Ayudad a los que están más lejos de su liberación.
12.Ayudad a los que menos auxilio reciben.
13.Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia.
14.Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres.
15.Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos.

16.Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera.
17.Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo.
18.Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas.
19.Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho.
20.Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas.

21.Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos.
22.Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado.
23.Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos.
24.Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos.
25.Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer.

26.Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo.
27.Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte.
28.Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante.
29.Ayudad a los que juzgareis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado.
30.Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes.

31.Ayudad a los obispos y sus consejeros.
32.Ayudad a mis maestros y pastores de almas.
33.Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis.
34.Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica.
35.Ayudad a los defensores de la santa fe.

36.Ayudad a los caídos en los campos de batalla.
37.Ayudad a los sepultados en los mares.
38.Ayudad a los muertos repentinamente.
39.Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos.

V. Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno.
R. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz.

V. Que en paz descansen.
R. Amén.

ORACIÓN FINAL.

¡Oh Dios!, que concedéis el perdón de los pecados y queréis la salvación de los hombres, imploramos vuestra clemencia para que por la intercesión de la Bienaventurada Siempre Virgen María, y por la de todos los Santos, hagáis que lleguen a participar de la eterna Bienaventuranza todos nuestros hermanos, parientes y bienhechores difuntos que han pasado de ésta vida a la otra. Por nuestro Señor Jesucristo vuestro Hijo. Amén.

Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados, María Madre de Misericordia, asiste a las Benditas Almas, en tus manos bondadosas pongo este acto de amor, y te pido que por la Muy Preciosa Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, alivie y consuele a las Almas que más sufren las más olvidadas, aquellas que nadie les reza, y por las que más tiempo tienen que padecer ante la Divina Justicia. Amén.

“Jesús, María, Os amo. Salvad almas”. †

Intenciones por el Santo Padre:

Santísima Madre: colocamos en tu Corazón Inmaculado, el valor de la indulgencia plenaria que la Iglesia nos permite ganar con el rezo del Santo Rosario, orando por las intenciones del Romano Pontífice y las de la Santa Madre Iglesia.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

SALVE:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros, esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce, siempre Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

“Jesús, María, Os amo. Salvad almas”.

† En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Rosario por las santas almas del sagrado purgatorio.

Enviado por: Alex Arturo. (México).