Oración poderosa a la Santa Cruz, para librarse de todo mal, enfermedades, peligros y enemigos.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oh Santa Cruz, emblema supremo de amor y redención, me postro ante tu divinidad en busca de tu inmensa protección.
En tu presencia encuentro refugio y seguridad, implorando tu poder para apartar toda sombra de mal que aceche mi existencia.
Tu figura, signo de fe y esperanza, se erige como faro que disipa las tinieblas de la enfermedad, los peligros ocultos y la presencia de enemigos que amenazan mi ser.
Con humildad, elevo mi voz hacia ti, buscando tu luz que desvanezca las amenazas que se ciernen sobre mi sendero.
Que tus brazos extendidos sean escudo ante cualquier adversidad, física o espiritual.
Y que tu esencia sagrada sea muralla infranqueable que aleje a los enemigos que intentan perturbar mi paz y bienestar.
Santa Cruz venerada, en ti deposito mi fe y confianza para apartar todo mal que pueda afectar mi ser y el de aquellos a quienes amo.
Imploro tu protección poderosa contra enfermedades que acechan, peligros que merodean y enemigos que desean mi detrimento.
Que tu presencia sea faro luminoso que guíe mis acciones hacia la seguridad y la paz.
En la quietud de la oración, te ruego extiendas tu bendición sobre mi hogar, creando un escudo invulnerable que disipe toda negatividad y amenaza.
Concede a mi corazón la fortaleza para afrontar desafíos y la sabiduría para discernir entre el bien y el mal.
Oh Santa Cruz, símbolo de redención eterna, concede a mi ser la gracia de tu protección, que en los momentos de tribulación encuentre consuelo en tu presencia y en los tiempos de incertidumbre, halla refugio seguro en tu amor infinito.
Acepta mi plegaria, oh Santa Cruz, con gratitud y esperanza, pues confío plenamente en tu poder para apartar todo mal y conducirme hacia la plenitud y la protección eterna.
Oh Santa Cruz, expresión sublime de amor y redención, en este momento sagrado elevo mi corazón en gratitud hacia tu esencia divina.
En tu forma yace el símbolo más profundo de entrega, el sacrificio que ilumina los senderos oscuros y ofrece la promesa de renovación y perdón.
Te doy gracias por ser el faro que guía mis pasos, por tu presencia que disipa las sombras del temor y la duda.
Eres el símbolo vivo de amor incondicional, el testimonio supremo de la redención que fluye como un río de gracia sobre nuestras vidas.
En este acto de agradecimiento, reconozco tu fuerza transformadora, tu poder sanador que restaura la fe y la esperanza en los momentos de mayor tribulación.
Que tu influencia siga siendo el bálsamo que alivia nuestras heridas, el consuelo que sostiene nuestros corazones y la inspiración que impulsa nuestras acciones.
Que mi gratitud hacia ti sea constante, oh Santa Cruz, por el sacrificio sublime que abre las puertas de la salvación.
En tu sombra hallamos refugio, en tu mensaje de amor descubrimos la verdad que libera nuestras almas.
Que tu legado de redención perdure en nuestros días, recordándonos la fuerza del perdón y la promesa de un nuevo comienzo.
Por todo esto, Gracias. Amén, Amén y Amén.
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Gracias por orar conmigo.