Mi Señor, Tú Eres la luz del mundo, esa que vino para sanar nuestras heridas, corregir nuestros errores y guiarnos por el camino de la salvación.
Tú eres el dador de vida, nos das lo que necesitamos y lo que pedimos con insistencia, a veces sin ser necesario que te lo repitamos, pues Tú lees los corazones y sabes que es lo que más nos conviene.
Tus milagros no los realizas para satisfacer la curiosidad de los que no te han visto obrar, sino para ayudar a los que sufren y acuden confiados a Ti.
Oh Señor, ven y sana las heridas de mi corazón, aleja de mí toda angustia y pesadez.
Tú todo lo puedes, Tú todo lo sanas ¡basta con que yo tenga fe!
Quiero acudir a Ti siempre con mucha humildad, reconociendo el lodo de donde provengo, pero sé que Tú me limpias, me haces nueva criatura.
Te entrego mi carga. Confiado en que ya me estás bendiciendo, repito a viva voz: “Señor, ¡creo!, pero aumenta mi fe”.
Quiero vivir una fe pura y que arda de deseo hacia Ti, esa fe que calma tempestades y detiene la furia del viento.
Confío en Tu Amor Sanador. Amén, Amén y Amén.
Feliz Semana Bendiciones Un gran abrazo los amo en Cristo.
Enviado por: Sara Martinez.